La fiestas patronales en la provincia de Pallasca

Por: (*) José Sifuentes Reyes  autor del Libro «Los Hijos del patrón»

Cuando los españoles llegaron al imperio incaico, allá en el año 1,532, los indígenas que habitaban el inmenso territorio del Tahuantinsuyo, no conocían el Cristianismo, ni mucho menos la biblia; ellos adoraban al sol (Inti), la tierra (Mamapacha), la luna, los cerros o APus y otras divinidades como el puma, el jaguar, la serpiente.

El clero a pesar  de sus grandes esfuerzos, en realidad jamás llegó a imponerse a las idolatrías; en la actualidad, podemos decir que ha fracasado y en este afán y en forma paulatina ha ido perdiendo feligreses y ha permitido que por estos lugares del Señor, se desarrollen otras sectas o ramificaciones como los evangelistas, los Testigos de Jehovás, los de Los Santos de los últimos dias, Pentecostales, etc. los que solo creen y adoran a Dios Padre, hijo y Espítu Santo, pero no creen ni adoran a los Santos.

Durante la Inquisición, que duró varios siglos, se autorizaron y efectuaron prácticas diabólicas, como la tortura y el asesinato de las personas buenas e inocentes, muchas veces, con el objeto de apoderarse de sus bienes.

Los responsables de estos hechos fueron el clero y sus seguidores, quienes amparados en sus dogmas, afirmaban ser cristianos e incluso trataron de suprimir la difusión de la biblia, para que la gente humilde no pudiera leerla.

En los pueblos de la sierra, la región católica se mezcló con las idolatrías y la muchedumbre indígena y mestiza incorporó a sus celebraciones, ritos y actos de origen pagano.

Dentro de ese contexto fue como nacieron las fiestas patronales, con las cuales se rendía culto y se agradecía a los Santos protectores de los pueblos por los favores o milagros recibidos; actualmente no existe ningún pueblo por humilde o pequeño que este sea que no tenga su Santo protector, incluso recientemente se ha llegado al extremo de rendir culto en la gran Lima, a cantantes chicheros como es el caso de Chacalón, y a un violador y a un asesino, como está ocurriendo en Cajamarca y Arequipa, a quienes se les atribuye poderes sobrenaturales.

En el caso concreto de la provincia de Pallasca, sus once distritos, sus centros poblados y caserios rinden culto a diversos santos asi tenemos: En Cabana al Apóstol Santiago, a Santo Domingo de Guzmán en Tauca, a San Antonio de Padua en Bolognesi, a San Agustín y Santa Rosa en Huandoval, a San Juan Bautista en Pallasca, al Señor de las Animas en Conchucos, a San Agustin en Pampas, a San Marcos y a la Virgen de Copacabana en Llapo, a Santa Rosa de Lima en el distrito de Santa Rosa, a San Nicolas de Bari en Huacaschuque y a San Antonio en Lacabamba.

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Todos los años, en estos distritos, se celebran las tradicionales fiestas patronales, las que tienen una duración promedio de siete dias continuos, sin contar con los novenarios, durante los cuales la población en general se involucra con las festividades religioso-costumbrista.

Con la debida anticipación los Devotos ofrecen un almuerzo denominado Chupe o Willana, con el que los Priostes agasajan a sus invitados con apetitosos platos y abundante licor; los asistentes según su capacidad económica y voluntad, como contraparte ofrecen en donación, viveres, licores, cerveza, fuegos artificiales, <<vacas locas>>, <<castillos>> y gran cantidad de reses, carneros y porcinos, para que sean sacrificados y consumidos durante las fiestas. Tambien es costumbre ofrecer diversas sumas de dinero.

La población citadina y los campesinos de los caseríos hacen sus provisiones y ahorran para comprarse ropa nueva y sobre todo para disfrutar y beber aguardiente en cantidades navegables. Muchas personas que han emigrado a otros lugares, refresan desde Lima, chimbote, Trujillo e incluso desde el extranjero para reencontarse con sus paisanos y familiares y estas celebraciones son motivo para volver a la tierra que los vió nacer.

En las fiestas se consume cualquier cantidad de aguardiente, varios cientos de botijas de chicha, vino, cognac, ron y muchas docenas de cajas de cerveza y el tradicional gro, que es un preparado de aguardiente con agua caliente, con una rodaja de limón y otras especies, endulzadas con azúcar, que lo hace agradable al paladar; la rica y ancestral chicha de jora es servida por los devotos y los oferentes de los paseos de reses, a todos los que llegan a la casa de los Devotos del día, del alba, de la subida y de la Bajada.

Las fiestas patronales se inician con el tradicional rompimiento, ocasión en la cual se baila por las calles durante toda la noche, al compás de la banda de músicos, la cual entona variadas melodías en especial lindos huaynitos.

El casco urbano durante estas fiestas se llena de gente, que, como hemos dicho, viene en su mayoría de otros lugares para dar rienda suelta a su algarabía. Los lugareños dan posada a sus parientes y amigos y los hoteles y casas de hospedaje se abarrotan.

Al dia siguiente muy temprano y los demás días, hasta la víspera sale la Mojiganga, que es un festejo típico, que anuncia el paseo de una res. La mojiganga es un festejo propio de estos lugares y está integrada por el Vilche o torero, que luce una colorida vestimenta y sobre sus espaldas una bellísima enjalma; la patrona, el patrón, la pastora y el pastor, que representan a las diversas clases sociales de nuestros pueblos.

Esta comparsa recorre todos los rincones del pueblo, bailando hermosos y alegres huaynos que ejecutan los Chirocos o Cajeros, al son de las Roncadoras y flautas, invitando al Paseo de la Res. Luego de saborear un apetitoso almuerzo en la Casa de los Devotos y oferentes, la multitud sale a las calles acompañando al paseo de la res, desde los diferentes barrios, para alcanzar la Plaza de Armas, y encontrarse con los otros grupos que salen de la casa de los Priostes. El encuentro ocurre por la tarde en la esquina de la iglesia, en donde se baila freneticamente al son de todas las bandas que se hacen competencia, en contrapunto.

(*) LOS HIJOS DEL PATRON – Libro de  Cuentos y relatos de hechos ocurridos en la provincia de Pallasca, Ancash. Autor: José Sifuentes Reyes.

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