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hace 8 años,
María Dictenia Alvarado Trujillo, inmortal bajo el nombre artístico de Pastorita Huaracina, no cumplió con los formalismos que en su tiempo se exigía a las damas y, en especial a las del folclor andino. Su voz se hizo escuchar e hizo carne en los humildes.
Al respecto, Luz Romero Alvarado -hija de la emblemática folclorista -, manifiesta que su madre “perdura en la memoria colectiva del pueblo no solamente por sus dotes artísticas sino por su personalidad y su grado de compromiso. Y es que a diferencia de los artístas que alcanzan éxitos, Pastorita supo compartir las luchas, esperanzas y demandas del pueblo, y lo hizo, por ejemplo, como comunicadora social (desde 1968) y participando en marchas…”
Asimismo, célebres fueron las discusiones con José María Arguedas, que era purista respecto a la “vestimenta y a los cantos que debían – según él – ser interpretados por los artístas de la región donde provenían. Pastorita nacida en el distrito de Malvas, provincia de Huarmey, región Áncash, podía cantar música huanca para beneplácito de los coliseos donde actuaba. Además planteó “una versión contemporánea” de polleras, por ejemplo luciendo el escudo nacional.
Señala la señora Luz Romero, que su mamá fue autodidacta y al aprender a leer adquirió el hábito de la lectura, lo que fue determinante. “Fue una mujer muy integradora”, dice a manera de conclusión.
Tiene registradas 22 canciones en APDAYC, entre las que destacan A los filos de un cuchillo, A las montañas me voy, Consejos de una madre, Pocos minutos, No me mires con desprecio, Malvasina y Suspiros al aire. Patrimonio que APDAYC resguarda celosamente.
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