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hace 2 semanas,
Cada 25 de noviembre, el mundo se une para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha que nos obliga a reflexionar sobre una de las más graves violaciones a los derechos humanos.
En el Perú, las cifras son alarmantes: entre enero y octubre de este año, más de 118 mil mujeres denunciaron haber sido víctimas de violencia, según datos del Ministerio de la Mujer citados por Bolognesi Noticias. Pero la gran pregunta sigue siendo: ¿qué estamos haciendo para reducir esta tragedia?
Cada año, más de 130 mujeres son asesinadas por feminicidio en nuestro país, según el INEI. En 2023, esa cifra alcanzó 146 víctimas, y hasta octubre de este año, ya se han registrado 132 casos. Detrás de cada número hay historias de vidas truncadas, familias destrozadas y una sociedad que aún no logra garantizar protección y justicia para sus mujeres.
Katherine Flores Mendoza lo sabe de cerca. En 2019, su hermana Estefany fue víctima de feminicidio a manos de su expareja, José Luis Falcón Gutiérrez. “Los policías pudieron haber prevenido el feminicidio de mi hermana”, asegura Katherine. Dos semanas antes del crimen, ambas acudieron a la Policía Nacional del Perú (PNP) para denunciarlo por tentativa de feminicidio. Él la había agredido y amenazado de muerte. Sin embargo, nunca se le brindaron medidas de protección.
«Los policías se rieron y dijeron: ‘Si sabe cómo es él, ¿para qué va a verlo?», recuerda Katherine con indignación. Trece días después, Falcón Gutiérrez cumplió sus amenazas y asesinó a Estefany. Ahora, Katherine es vicepresidenta de la Asociación de Familiares de Víctimas de Feminicidio y lucha porque estos crímenes no queden impunes.
Casos como el de Estefany se repiten año tras año. Sheyla Cóndor, una joven tarmeña asesinada hace solo dos semanas, refleja la misma tragedia. En su caso, las autoridades no actuaron a tiempo. Katherine Flores lo resume con dolor: “Si hubieran atendido la denuncia por desaparición en la comisaría, esto no sería tan terrible. Es desgarrador leer estas noticias y sentir que el sistema sigue fallando”.
Patricia Garrido, directora del Programa Aurora del Ministerio de la Mujer, señala un problema estructural: la tolerancia social hacia la violencia contra las mujeres. Según estadísticas, cerca del 60% de la población peruana justifica agresiones en determinadas situaciones, como si la mujer fue infiel o si su comportamiento no encaja en roles tradicionales.
“Las instituciones están compuestas por personas que, lamentablemente, pueden justificar y minimizar la violencia. Por eso, es urgente formar y sensibilizar al personal que atiende a las víctimas, especialmente en la policía y el sistema de justicia”, enfatiza Garrido.
Reducir la violencia contra las mujeres no es solo responsabilidad de las autoridades; también exige un cambio profundo en la sociedad. Es fundamental:
La lucha contra la violencia de género es una tarea de todos. Este 25 de noviembre, más que una conmemoración, debe ser un llamado urgente a luchar por eliminación de la violencia contra la mujer, un llamado a la acción para construir un país donde ninguna mujer más tenga que temer por su vida.
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