El consumo continuo de alcohol puede dañar al cerebro que envejece.

 A medida que las personas envejecen, los efectos nocivos del consumo empedernido de alcohol pueden cobrarse un precio en sus funciones cerebrales clave, como la memoria, la atención y el aprendizaje, muestra un estudio reciente.

Investigadores liderados por Adam Woods, del departamento de envejecimiento e investigación en geriatría de la Universidad de Florida, pidieron a 31 hombres y a 35 mujeres que completaran una serie de pruebas completas del cerebro.

Los voluntarios se dividieron en grupos según su nivel de consumo de alcohol: bebedores empedernidos, bebedores moderados y no bebedores.

Alrededor de un 53 por ciento del grupo del estudio tenía antecedentes en algún momento de su vida de un periodo de dependencia al alcohol, apuntó el equipo, y 21 se consideraron como bebedores empedernidos.

Los resultados de las pruebas de ese último grupo se compararon con los resultados de los 45 no bebedores y bebedores moderados. El equipo de Wood monitorizó funciones cerebrales como la atención, el aprendizaje, la memoria, la función motora, la función verbal y la velocidad de pensamiento.

El estudio encontró que las personas mayores que eran bebedoras empedernidas obtuvieron puntuaciones más bajas en la llamada función cognitiva: unas peores habilidades de pensamiento, memoria y función motora.

Los antecedentes de dependencia del alcohol en algún momento de la vida también se vincularon con un aprendizaje, una memoria y una función motora peores, reportaron los investigadores. Esas personas también presentaron una reducción en su atención y en su función ejecutiva, que incluye el razonamiento y la memoria de trabajo, independiente de su edad, mostraron los hallazgos.

«No resulta sorprendente que la dependencia del alcohol en algún momento de la vida tenga efectos adversos a largo plazo en la cognición [el pensamiento], ni que el consumo empedernido de alcohol en los adultos mayores se asocie con una peor cognición»; comentó el Dr. Marc Gordon, jefe de neurología del Hospital Zucker Hillside de Glen Oaks, en Nueva York, que revisó los hallazgos.

La Dra. Gisele Wolf-Klein, directora de educación en geriatría de Northwell Health en Great Neck, Nueva York, se mostró de acuerdo con Gordon en que «los hallazgos no deben resultar sorprendentes, dado que se sabe muy bien que a cualquier edad, desde el nacimiento hasta la muerte, el alcohol es tóxico para las células del cerebro».

Y señaló que los efectos del consumo empedernido de alcohol podrían ser especialmente peligrosos para las personas mayores, muchas de las cuales toman varios medicamentos.

«El consumo de alcohol puede afectar a los regímenes de medicamentos de forma negativa», advirtió Wolf-Klein. Por este y otros motivos «es mejor evitar del todo el consumo de alcohol en los adultos mayores, o al menos reportarlo y hablarlo abiertamente con el médico de atención primaria», dijo. (Textos: Mary Elizabeth Dallas)