Publicado
hace 13 años,
Con tono lacónico y una humillada soberbia, el obeso y cuestionado consejero regional de Pallasca, Martín Espinal Reyes, se erigió casi como un obispo ante su feligresía, pero evitó hablar de irregularidades y juicios pendientes.
En un discurso que no dejó lugar a dudas de su creído poder, proclamó: “Perdono a todos los que dudaron que esta obra se hiciera algún día, perdono a quienes me acusan de corrupto. Mis obras hablan por mí. Construcciones como esta no tienen nada que envidiar a otras de la costa por ser modernas y contar con la última tecnología. Solo le temo a Dios, nada tengo oscuro. Mis actos siempre han sido públicos y en beneficio de Pallasca”. Así, con tal rotundidad, se presentó ante los padres de familia, autoridades, docentes y alumnos presentes en la entrega del remodelado Centro Educativo N.º 88160 del distrito de Bolognesi, el pasado jueves.
Espinal Reyes, acompañado por su comitiva —que incluyó al presidente regional de Áncash, César Álvarez, el alcalde de Pallasca, Nicolás Risco Orbegozo, y la directora de la UGEL de Pallasca, Nelly Quispe Urbina—, aprovechó la ocasión para proyectar una imagen de santidad ante la audiencia, que no podía faltar: padres, alumnos y, por supuesto, la omnipresente portátil. Sin dudarlo, el consejero se lanzó a su habitual discurso: “¿Quieren agua? ¡Síííííííí!”, respondía la multitud, mientras la portátil repetía su lema: “¡Agua sí! ¡Sobrevaloraciones en la construcción no! ¡Agua sí! ¡Licitación para las empresas de Martín Espinal no!”. Un guion bien ensayado, aunque plagado de preguntas sin respuesta. Además, sobre sus juicios pendientes en Chimbote, tampoco dijo nada,
No obstante, el discurso del presidente de la APAFA, Andrés Aranda, arrojó una luz sobre las sombras del acto. En su intervención, el señor Aranda omitió un detalle crucial: él mismo había solicitado la intervención de la Defensoría del Pueblo, alertando sobre una posible sobrevaloración de la obra. Además, señalaba problemas como la falta de un cerco perimetral adecuado y grietas en las paredes. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión? La pregunta quedó sin respuesta.
Por su parte, el alcalde Andrés Aparicio no escatimó en adular a los presentes, agradeciendo a Dios y pidiendo que iluminara a los “grandes hombres” como Álvarez y Espinal, quienes —según él— se ponían la camiseta por Pallasca. “Que les dé mucha sabiduría para seguir haciendo más obras en nuestro distrito”, añadió.
Sin embargo, Martín Espinal Reyes evitó abordar temas espinosos como el estado del puente Chuquicara o el paradero de los fondos destinados a la obra. Tampoco se refirió a su juicio pendiente en Chimbote, acusado de peculado. Y lo más intrigante: ¿por qué esta obra se entrega recién ahora? ¿Será que las denuncias de irregularidades son las que la retrasaron?
La jornada terminó con una vistosa exhibición artística de los alumnos, diseñada claramente para alimentar el ego de Álvarez, Espinal y el alcalde de Bolognesi (ver fotos). La ceremonia concluyó con un suculento almuerzo de cuyes y gallinas, ofrecido por los pobladores, quienes también obsequiaron quesos y ponchos como muestra de gratitud al alcalde de Bolognesi y su comitiva. Todo, bajo el sello inconfundible de la política local.
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