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hace 3 semanas,
Durante más de una década, el nombre «Los Patecos» infundió miedo en los barrios de Chimbote. Esta organización criminal, formada por los hermanos Cruz Alejos, acumuló denuncias por sicariato, extorsión y tráfico de armas. Sin embargo, hoy su estructura se derrumba: tres de sus fundadores han muerto a manos de sicarios y los otros dos purgan condenas en prisión. La caída de esta banda marca un punto de quiebre en la lucha contra el crimen organizado en la región Áncash.
El último golpe contra la banda ocurrió el lunes 19 de mayo, cuando sicarios asesinaron a Lenner Alfredo Cruz Alejos, alias “Bala”, en el pueblo joven San Miguel. A plena luz del día, un grupo armado interceptó la camioneta negra de placa CLU-573 que utilizaba y descargó múltiples disparos, acabando con su vida de manera inmediata.
“Bala” había salido de prisión en 2023 y, según fuentes policiales, lideraba actualmente lo que quedaba de “Los Patecos”. Su ejecución dejó en evidencia la feroz disputa por el control territorial entre bandas rivales, donde los antiguos líderes ya no gozan de protección.
La historia sangrienta de los Cruz Alejos comenzó hace más de una década. El 1 de febrero de 2014, un sicario asesinó a Darwin Cruz Alejos, alias «Pateco», fundador del grupo y quien dio nombre a la banda. Lo atacó a balazos dentro de la cebichería “El Limón”, en el pueblo joven Pueblo Libre, mientras compartía una mesa con una mujer que también sufrió heridas.
Diez años más tarde, la violencia volvió a cobrarse otra vida. El 9 de junio de 2024, Kenyi Iván Cruz Alejos, alias “Kenyo”, fue ejecutado en el jirón José Balta, urbanización 21 de abril. El crimen, meticulosamente planeado, se ejecutó con frialdad: dos adolescentes de apenas 16 años lo esperaron durante horas y dispararon cuando intentaba subir a su vehículo.
Los únicos sobrevivientes del clan, Eric Henry Cruz Alejos «Papaya» y Aidol Abel Cruz Alejos «Aidol», fueron capturados el 26 de enero de 2023 por agentes de la Sección de Inteligencia del Depincri-Chimbote. Durante la intervención, las autoridades incautaron una pistola Glock abastecida y varias municiones calibre 9 mm.
Ambos recibieron condenas de 10 años de prisión en marzo de 2024 y permanecen recluidos en el penal de Cambio Puente, donde el poder de la organización ya no se siente con la fuerza de antes.
El caso de «Los Patecos» refleja una de las expresiones más brutales del crimen organizado: la formación de clanes familiares dedicados a delinquir bajo códigos propios y estructuras cerradas. Pero también demuestra que ninguna red, por temida que sea, resulta invulnerable frente a la acción coordinada de la justicia y el ajuste de cuentas del propio submundo criminal.
Con sus líderes muertos o encarcelados, la banda se encuentra prácticamente desarticulada. Las calles de Chimbote, marcadas por años de violencia, podrían empezar a respirar un poco más tranquilas.
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