Publicado
hace 9 años,
La efectiva receta que ha dejado a nuestro país la actitud de Evo Morales en el Caso Belaunde Lossio, deslindando inmediatamente con la corrupción y poniendo a buen recaudo el prestigio internacional de Bolivia, habla por sí sola de la voluntad política de un gobernante que concreta en acciones directas su compromiso asumido en campaña electoral. No hay un antes y un después. Es una sola actitud, condiciendo la prédica del candidato con la acción del gobernante.
En el Perú ha sucedido todo lo contrario. Ollanta Humala se encuentra atrapado en sus promesas de campaña, con la presión popular detrás de su cumplimiento y con el fantasma de la corrupción rondando palacio de gobierno y paseándose oronda por todas las estructuras del Estado.
Lamentablemente esta actitud no es atribuible solo al Presidente de la República, sino que se ha hecho extensiva a gobernantes regionales, alcaldes y congresistas, lo que ha deslegitimado su representatividad, y ha traído como fatal consecuencia que los pueblos se vuelquen a las calles demandando atención directa del Estado.
Con la descentralización en la tumba de los buenos intentos y con los proyectos regionales abandonados y postergados, las provincias son las que sufren los impactos negativos de esta realidad que es necesario revertir.
La corrupción va a ser difícil de abatir si no hay una voluntad política desde palacio de gobierno y sin una actitud de enmienda de toda la clase política.
En Ancash, hemos quedado estigmatizados por la corrupción a nivel nacional, cargando una vergüenza que nos debe obligar a reaccionar. El caso “La Centralita” ha convertido a Chimbote en la capital peruana de la corrupción. Es aquí donde se contó con el mejor capital humano para que la corrupción se extienda por todo el país. Una mancha histórica muy difícil de borrar, especialmente para el periodismo independiente que tuvo que soportar el ataque de sus mismos colegas, de aquellos que cambiaron el juramento de su noble tarea por el fugaz placer del dinero fácil.
Es necesario cerrar la página y empezar a escribir una nueva historia para Ancash, sin revanchismo y abandonando esa actitud confrontacional que nos ha dividido y polarizado. Fortalezcamos nuestras instituciones, impulsemos nuestra identidad regional por encima de cualquier interés particular o color político, y abramos un nuevo espacio, más positivo, donde debatamos propuestas y prevalezca el interés regional de nuestro Ancash que hoy, más que nunca, necesita mucho de su gente, de su buena gente.
Director de la revista “La Voz del Pescador”