Publicado
hace 9 años,
Poco a poco, pero con la intensidad de una película de intriga, la sombra de la corrupción en Brasil comienza a cernirse sobre el expresidente Alan García. Y es que la semana pasada se revelaron las coimas que algunas empresas brasileñas habrían pagado a varios funcionarios de su gobierno, y ahora ha caído uno de los empresarios más cercanos a su gestión.
Se trata de Marcelo Odebrecht, presidente de la constructora que lleva su apellido, quien fue detenido por la Policía en su país. Como es bien sabido, su compañía desarrolló -y desarrolla aún- varios proyectos en el Perú, entre los más saltantes el Metro de Lima, la Carretera Interoceánica, el puerto Bayóvar, centrales hidroeléctricas y seguimos contando. Pueden verlas todas aquí.
Quizá el símbolo que mejor retrata la amistad de García y Odebrecht sea el famoso Cristo del Pacífico, la estatua de 22 metros de alto y 833 mil dólares que corona el Morro Solar, y que el expresidente aprista recibió como ‘obsequio’ de la companía brasileña.
Pero al margen de ese pomposo detalle, el informe de la policía brasileña señala claramente que -si bien las inversiones de Odebrecht y otras firmas comenzaron en el gobierno de Alejandro Toledo- fue durante el segundo gobierno de Alan García, entre el 2006 y el 2011, que se incrementó el ingreso de dinero. Incluso se habla de pagos mensuales de US$175 mil.
Odebrecht, junto a otras 25 empresas, es investigada por su supuesta participación en una vasta red de corrupción enquistada en Petrobras, que durante la última década, según admitió la propia petrolera, se apropió ilegalmente de unos 2.000 millones de dólares.
El Ministerio Público peruano ya anunció el inicio de una investigación preliminar luego de de los hallazgos de las autoridades brasileñas. Veremos si los comprometidos llegan hasta nuestro país. (Juan Carlos Fangacio)
Guardar
Somos un equipo de personas que creemos firmemente en la necesidad de canales de información alternativos que proporcionen acceso al conocimiento y a las noticias que los grandes medios informativos tradicionales, a menudo, ignoran o distorsionan, para que los ciudadanos puedan tomar sus propias decisiones, informadas y en libertad.