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hace 2 semanas,
El Banco Mundial propone reformas radicales para que el Perú mejore y alcance ingresos altos en el año 2042. Perú ha sido testigo de un progreso notable en las últimas décadas. Desde la década de 1990, el país ha experimentado una notable expansión económica que lo ha colocado como uno de los principales motores de crecimiento de América Latina. Sin embargo, un nuevo estudio del Grupo Banco Mundial titulado «Perú: Aprovechando oportunidades para el crecimiento y la prosperidad» señala que, con la implementación de reformas estructurales audaces, el país tiene el potencial de alcanzar la categoría de ingresos altos en tan solo dos décadas.
En cambio, bajo las condiciones actuales, tardaría la asombrosa cifra de 64 años en lograrlo. Este diagnóstico no solo refleja el desafío, sino también las oportunidades que podrían transformar a Perú en una nación con un futuro próspero y sostenido.
Uno de los principales factores que limita el crecimiento de Perú es la baja productividad, que ha crecido a un ritmo mucho más lento que el de su capital y fuerza laboral. Desde 1991, la productividad del país ha aumentado a una tasa más de 4.5 veces inferior al crecimiento del capital y la fuerza laboral, lo que ha sido atribuido a regulaciones ineficientes que restringen el acceso de las empresas formales a recursos esenciales como capital y trabajo.
Mientras que en otras economías las empresas formales más antiguas crecen e incrementan su productividad con el tiempo, en Perú, este fenómeno no ocurre. Según el informe, una empresa formal con 20 años de trayectoria es solo un 3% más productiva que una que lleva cinco años operando. Este bajo nivel de productividad se refleja en el hecho de que, a pesar de la existencia de un gran número de empresas informales, muchas de ellas no logran formalizarse debido a que su productividad es insuficiente para cumplir con los requisitos que demanda el mercado formal.
Otro de los grandes desafíos que enfrenta el país es la profunda disparidad económica entre las diversas regiones. Mientras que Lima, la capital, presenta un ingreso per cápita más de dos veces superior al de regiones como Huancavelica, Cusco y Puno, estas brechas territoriales afectan gravemente la equidad social y económica. Para avanzar hacia una economía de ingresos altos, es crucial reducir estas disparidades, mejorar la efectividad institucional y fomentar una mayor equidad en el acceso a los recursos y oportunidades, independientemente del lugar donde se viva.
El informe también destaca una oportunidad crucial que podría ser determinante para el futuro del país: el potencial productivo de las mujeres. Si se implementan reformas radicales que igualen la participación de la fuerza laboral femenina a la de los hombres, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita proyectado para 2050 podría aumentar hasta en un 17.7%. Esto no solo contribuiría a una economía más dinámica, sino también a la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Para acelerar el proceso de convergencia hacia un país de ingresos altos, el Perú debe aprovechar sus sectores clave, como la minería y la agricultura. El cobre, por ejemplo, es un recurso con un enorme potencial, y su explotación sostenible podría jugar un papel fundamental en el crecimiento del país. Asimismo, es esencial asegurar la sostenibilidad ambiental en todos los sectores económicos, para que el progreso no solo sea económico, sino también social y ecológicamente responsable.
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es la deficiencia institucional que afecta a la inversión pública en Perú. Más del 40% de los proyectos de inversión pública permanecen abandonados o paralizados, lo que limita el impacto de los recursos destinados al desarrollo. Para superar este desafío, el informe enfatiza la necesidad de una reforma profunda del sistema de inversión pública, así como la profesionalización del servicio civil y la simplificación administrativa. Estas reformas serían claves para garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y efectiva, promoviendo un crecimiento económico inclusivo y sostenible.
El diagnóstico del Banco Mundial es claro: Perú tiene un enorme potencial, pero necesita tomar decisiones valientes y estratégicas para desbloquearlo. Las reformas estructurales que aumenten la productividad, cierren las disparidades regionales, promuevan la equidad de género y fortalezcan las instituciones son pasos esenciales hacia la consecución de una economía de ingresos altos en el futuro cercano.
Como ha señalado Issam Abousleiman, director del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, “Perú ha demostrado un notable progreso en décadas anteriores, pero es momento de retomar la ambición nuevamente”. Este es un llamado a la acción para los líderes del país, quienes tienen la oportunidad histórica de crear un futuro más próspero y justo para todos los peruanos.
Si Perú aprovecha estas oportunidades y pone en marcha las reformas radicales necesarias, podría acelerar su transformación y alcanzar la categoría de ingresos altos antes del 2042. Un reto ambicioso, pero alcanzable, que requiere no solo de políticas acertadas, sino también de un compromiso colectivo por parte del sector público, el privado y la sociedad en su conjunto.
El camino hacia una economía de ingresos altos no será fácil, pero con las reformas radicales, el país tiene todas las condiciones para dar el salto hacia una prosperidad más inclusiva y sostenible. Es hora de aprovechar las oportunidades, transformar los desafíos en motores de crecimiento y construir un Perú más próspero para las futuras generaciones.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Colegio de Periodistas de Lima (CPL). Redactor del equipo digital de BGN Noticias, elaborando temas sociales y medio ambiente. Desarrollador web y SEO.