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hace 9 años,
Mal por Ancash. Como si fuera un acto premeditado por ambos, la confrontación entre Waldo Ríos y Ollanta Humala será su disculpa perfecta para justificar el abandono de nuestra región, porque se echarán mutuamente la culpa. Peor aún, así se mantendrá ese negativo momento, si no aparece un tercer actor invocando la sensatez y tino que lo disipe, y demandando la responsabilidad que le es inherente a cada estamento de gobierno, respondiendo al carácter unitario del Estado y a la necesaria visión país que implica una labor nacional integradora. ¿Será posible que aquél surja de una sociedad civil polarizada y acostumbrada a sacar ganancias a río revuelto, revolcándose en la inmundicia moral de la corrupción?
¿Qué hace falta para que el ciudadano de a pie reaccione, tome conciencia del futuro mejor que él mismo se está negando y pueda interrumpir el podrido ciclo repetitivo de fracasos electorales regionales?
¿En qué momento perdió la ilusión de apreciar el verdor de las tierras de CHINECAS? ¿Acaso fue cuando vio que ellas eran repartidas como premio entre “comandos” invasores y traficantes de terrenos que apoyaban a un falso líder que ahora descansa en el penal de Piedras Gordas?
¿Cuándo renunció a su sueño de ver a Chimbote convertido en un polo de desarrollo, en la mejor alternativa como puerto de entrada y salida de productos chinos y brasileños por su excelente posición estratégica en el Pacífico Sur? ¿Acaso fue cuando el terminal portuario fue convertido en un trofeo político por César Álvarez que lo rebajó de categoría de puerto de alcance nacional a regional solo para tener competencias en su manejo y satisfacer a sus “comandos”?
Ocho años de atraso son suficiente castigo. Debemos exigir que los administradores de justicia cumplan con su labor y juzguen y condenen a los responsables, y no sacrifiquemos otros cuatro años más, permitiendo el regreso de personajes y métodos que tanto daño nos han causado.
Miremos seriamente nuestro futuro, porque arrastramos cifras en rojo como patética herencia de la gestión pasada y necesitamos conjugar esfuerzos y recursos con el gobierno central para sacar adelante nuestros proyectos regionales, activar nuevos mecanismos productivos para dinamizar nuestra economía, y desarrollar programas sociales para asistir a los sectores pobres y alejados de nuestra región. Necesitamos que el gobierno central nos asista con cuadros gerenciales de alto nivel, para que se puedan mitigar los efectos negativos de los nombramientos a dedo en nuestra región y se evite que Waldo Ríos retome el camino señalado por César Álvarez Aguilar. Ya dio signos de que usará sus mismos métodos. No caigamos en su juego político.
Director de la revista “La Voz del Pescador”