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hace 6 años,
La investigación abarcó desde la Pequeña Edad de Hielo (PEH), que es el período en que los glaciares de todo el mundo avanzaron por última vez y abarca entre los años 1500 y 1900 aproximadamente, hasta la actualidad.
«Cuando en el pasado el clima era más frío y más húmedo, los glaciares avanzaron, y la evidencia de este proceso se puede conocer con la geomorfología», declaró el ingeniero Ronald Concha Niño de Guzmán, de la Dirección de Geología Ambiental y Riesgo Geológico del Ingemmet.
En el caso del nevado Huascarán, durante la PEH, sus glaciares abarcaban 69 kilómetros cuadrados y almacenaban un volumen de 3,698.1 millones de metros cúbicos a una temperatura ambiente aproximada de 0.9° Celsius.
Al 2016, se redujo a 40.4 kilómetros cuadrados de extensión (42 % de pérdida) y su volumen de agua disminuyó a 1,361.9 millones de metros cúbicos (63 % de pérdida); en tanto, la temperatura ambiente se incrementó a 1.89 °C.
También informó que se ha determinado que el espesor máximo de hielo en el Huascarán (de las zonas estudiadas) es 230 metros (2016) y fue 260 metros y 304 metros en 1960 y en la PEH, respectivamente.
«Los glaciares, al retroceder y perder volumen y masa, se fragmentan y forman lagunas; se pueden generar aluviones, huaicos que impactarán en la sociedad», puntualizó, al señalar, por ejemplo, que la Cordillera Blanca tiene en sus faldas muchas ciudades.
Esta información de los Andes peruanos ayudará a comprender su impacto frente a los cambios climáticos y su relación con los recursos hídricos y peligros geológicos asociados. «Aún queda mucho por estudiar», concluyó.
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