Espejo colectivo
«Cristo cholo» conmueve Lima en emotivo vía crucis en el cerro San Cristóbal
Pasión y esperanza: se revive el calvario de Jesús en Lima.
Cristo Cholo volvió a liderar una de las manifestaciones de fe más conmovedoras de la Semana Santa en Lima. Acompañado por cientos de fieles, Mario Valencia Rivadeneira subió el cerro San Cristóbal y dio vida a una nueva escenificación del vía crucis, cargada de simbolismo y devoción popular.
Cada año, este emblemático punto de la ciudad se transforma en escenario de recogimiento espiritual. Cientos de personas inician el ascenso motivadas por la tradición, la fe y el deseo de revivir en comunidad los últimos momentos de Jesucristo. Esta vez no fue la excepción: entre oraciones, cantos y silencio reflexivo, la cima del cerro volvió a reunir a quienes buscan reencontrarse con su espiritualidad.
Desde horas antes del inicio de la representación, los fieles comenzaron a reunirse en los alrededores del Rímac. Familias enteras, adultos mayores, jóvenes y niños se alistaban con rosarios, botellas de agua, velas y hasta pequeñas cruces de madera. El calor no detuvo a nadie. Tampoco lo hizo el esfuerzo físico que implicaba caminar más de cuatro kilómetros hasta la cima del cerro.
Cristo Cholo emociona en Semana Santa con multitudinaria peregrinación
A las 4:00 p. m., Mario Valencia apareció entre la multitud. Vestido con túnica blanca, cargando una cruz de madera, comenzó su recorrido por los jirones Marañón, Hualgayoc y Madera. Con paso firme y rostro solemne, dio vida a su obra “Carga tu cruz y sígueme”, una representación teatral profundamente simbólica que dramatiza las últimas horas de Jesús de Nazaret.
A lo largo del trayecto, los asistentes acompañaron en silencio o con cantos religiosos, deteniéndose en cada una de las 14 estaciones del vía crucis. En cada parada, algunos se arrodillaban, otros alzaban las manos al cielo, y muchos dejaban piedras al pie de las estaciones como parte de una costumbre popular: cada piedra representaba un deseo, una petición o una carga personal ofrecida en señal de fe.
El camino hacia la cima del cerro, ubicado entre los distritos del Rímac y San Juan de Lurigancho, presentaba dificultad por la cantidad de personas y lo empinado del terreno. A pesar de ello, nadie se rendía. Los creyentes avanzaban con determinación, empujados no solo por la emoción del momento, sino también por un profundo sentido de sacrificio espiritual. La fe les daba fuerzas para continuar.
Mario Valencia, cuatro décadas representando a Jesucristo
Mario Valencia, conocido por interpretar al «Cristo cholo» desde hace más de cuatro décadas, no escatimó en esfuerzo físico ni emocional. A cada paso transmitía el dolor, el peso del sufrimiento y la entrega que, según la tradición cristiana, vivió Jesús camino al monte Gólgota. La intensidad de su actuación generaba lágrimas entre los asistentes, quienes observaban atentos y conmovidos cada gesto y palabra.
Una vez en la cima, el “Cristo cholo” y su grupo teatral recrearon la escena de la crucifixión. Frente a cientos de personas reunidas en la explanada del cerro, Mario fue levantado en una cruz de madera, mientras pronunciaba algunas de las frases más emblemáticas del Evangelio. “Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu”, exclamó con fuerza, en un cierre dramático y profundamente emotivo que arrancó aplausos, rezos y lágrimas.
La jornada no solo conmovió por la fuerza simbólica de la representación, sino también por el ambiente de unidad que logró entre los asistentes. El feriado largo permitió que muchas familias se unieran a esta experiencia como parte de una costumbre que ha ganado cada vez más seguidores. Para muchos, no se trató solo de un evento religioso, sino también de un momento de encuentro, reflexión y esperanza en medio de las dificultades cotidianas.
San Cristóbal: Un cerro histórico que guarda la memoria desde la fundación de Lima
El cerro San Cristóbal, más allá de su dimensión geográfica, representa un lugar sagrado para los limeños. Francisco Pizarro lo bautizó con ese nombre en 1535, en honor al santo patrono de los viajeros. Su cruz metálica, visible desde diversos puntos de la ciudad, se erige como un símbolo de fe desde 1928, año en que el entonces presidente Augusto B. Leguía y el arzobispo de Lima, monseñor Gaetano Cicognani, participaron en su inauguración oficial. Desde entonces, el cerro se ha consolidado como un lugar de peregrinaje y expresión religiosa, especialmente durante la Semana Santa.
Cada año, más personas deciden sumarse a este recorrido, no solo como espectadores, sino también como participantes activos del mensaje que transmite. La figura del “Cristo cholo”, además, ha calado hondo en la cultura popular por su capacidad de representar a un Jesús más cercano, humano y conectado con el pueblo. Mario Valencia logra transmitir esa esencia en cada gesto, en cada palabra, y sobre todo, en su entrega incondicional a este papel que ha marcado su vida artística y espiritual.
Una peregrinación que invita a la reflexión profunda
La puesta en escena no solo destaca por su impacto visual y emocional, sino también por el mensaje de fondo que lleva consigo: la importancia de cargar con nuestras propias cruces, de acompañar al prójimo en su dolor, y de buscar la esperanza aún en los momentos más difíciles. Por eso, muchos no dudan en subir al cerro cada año, como un acto de renovación interior.
Al final del evento, los asistentes descendieron lentamente, algunos en silencio, otros compartiendo sus impresiones. Muchos aseguraban haber sentido una conexión especial, una especie de paz difícil de describir. Lo cierto es que, más allá de la escenificación, el vía crucis del cerro San Cristóbal volvió a confirmar su lugar en el corazón de los limeños como un momento de profunda espiritualidad y comunión colectiva.
