Una década después, la misma promesa, las mismas autoridades

La electrificación de la ribera Marañón de Pampas.

Este último fin de semana, con ocasión de celebrar Pallasca sus 160 años de creación política, el gobernador encargado de Áncash Henry Borja Cruzado acompañado de una comitiva del gobierno regional visitó Cabana, capital de la provincia. Llegó para sumarse a la celebración y realizar anuncios, entre ellos, uno que llamó la atención no solo por su importancia, sino porque desde hace más de una década se menciona, se promete, pero no se realiza. Es la obra electrificación de los caseríos de las riberas del Marañón de Pampas.

En el año 2010 cuando el GORE Áncash lo viabilizó su costo era de S/. 8,863,372, tres años después, en el año 2013 el presupuesto se elevó a S/. 10, 180,994.38, desde entonces se paralizaron las gestiones en medio de entredichos de Marcial Valerio (alcalde Pampas) con Jesús Aranda (consejero de Pallasca) que se acusaban mutuamente de boicot. Ahora en el año 2021, no se sabe a ciencia cierta cuanto llegará a costar finalmente esta obra, si es que llega a ser realidad.

Escuchar a Borja Cruzado, rodeado de autoridades políticas que conocen el soñado proyecto de los ribereños y que han sido partícipes desde sus inicios, junto al ahora inquilino del penal de Cochamarca y otrora todopoderoso presidente regional César Álvarez Aguilar, es como volver al pasado. Este proyecto fue el caballito de batalla utilizado por los candidatos en las campañas políticas pallasquinas, siempre ofrecido y nunca realizado. En su nombre, postulantes a consejeros y alcaldes, resultaron electos.

En enero de 2013, Álvarez Aguilar acompañado del consejero Martín Espinal Reyes y rodeados de “Comandos” decía: “El gobierno regional de Áncash presentará en mayo próximo a Pallasca como la primera provincia “Cero Oscuridad” al concluir con la electrificación (…)”. Todo quedó en palabras, el proyecto no culminó. Hubo inclusive traslado de postes de concreto a la zona de influencia, pero fueron abandonados y quedaron allí.

En setiembre de 2014, el entonces alcalde de Pampas, Marcial Valerio, que se postulaba a su tercera reelección para el periodo 2015-2018, desde su despacho municipal decía. “Mi compromiso es la electrificación de la ribera del Marañón de Pampas. Ahora está más fácil tenemos el perfil, tenemos el expediente técnico (…)”, aparentemente muy seguro de lo que decía. Una vez más se abusó de la buena fé de las personas, el proyecto no se realizó y los ribereños siguieron a oscuras.

El 7 de diciembre de 2020, el congresista Otto Guibovich tras comprobar el pésimo estado de las vías de comunicación, llegó al poblado de Casga y se reunió con representantes de los 17 caseríos de este «cinturón de pobreza», de Pallasca. Tras escuchar las demandas de los pueblos de Uchupampa, Mongón, Palo Derecho, Shañuque, el Sauce, Mollebambita, Chalan, Cruz Pampa, Pelagatos, Paragón, Nauchavana, El Sauce, el Porvenir, entre otros. El congresista comprobó la ausencia del Estado en las riberas del Marañón.
“No somos un país pobre, somos un país que tiene muchos recursos, pero que está empobrecido por la corrupción que nos roba cada año los recursos del pueblo”, sentenció tras culminar su visita.

Ahora, en el 2021, escuchar palabras parecidas, pero con el mismo mensaje, con las mismas personas “Estamos comprometidos en trabajar para (…)”, “Se ha cumplido con la elaboración del expediente (…)”, es como hacer una apología a la burla y la desvergüenza en tiempos de pandemia. Con las promesas incumplidas y con todo lo ocurrido con este proyecto, pobladores de Uchupampa, Mongón, Palo Derecho y otros de los 17 caseríos que viven a oscuras y que se agrupan en el “Frente de Defensa y Desarrollo de las Riberas del Marañón”, dudan que se lleve a la realidad, por eso se preguntan con justificada razón ¿Será cierto esto?

En tiempos actuales, debemos sumarle la evidente indiferencia del alcalde del distrito de Pampas Alcibíades Bermúdez, por solucionar los problemas de sus electores del Marañón, distraído más en asuntos personales que en la gestión edil, poco o nada ha hecho al respecto en los últimos 26 meses de gestión.

En todo este tiempo les han mentido a los pobladores del Marañón, y ese vínculo se ha roto, por eso es muy difícil después perdonar la mentira. La persona tiene terror a que le descubran la mentira y miente peor. Así vemos a nuestras autoridades enredándose y enredándose en una mentira que no acaba. En ese mismo contexto, las mismas autoridades que ofrecieron en proyecto inicial hace una década, se alistan a utilizar esta nueva promesa, como parte de una campaña preelectoral.

Ojalá que esta obra de vital importancia para la zona más empobrecida de Pallasca, se haga realidad en el plazo previsto. En ese sentido, aún faltan poco menos de 2 años y las actuales autoridades, aún, tienen tiempo para reivindicar la palabra empeñada.