América Latina, después de casi una década de expansión económica, registrará un modesto crecimiento el próximo año, aunque el Perú estará en mejor posición en la región, estimaron expertos internacionales.
Por casi una década las economías latinoamericanas podían sentarse y disfrutar del viaje, pero esos tiempos terminaron, señalaron.
El economista jefe de investigación para América Latina de BNP Paribas, Marcelo Carvalho, consideró que sólo en el caso de Perú tendrá un incremento superior al tres por ciento en el 2016 entre las siete mayores economías latinoamericanas.
La región fue golpeada por una caída drástica del precio de sus exportaciones de materias primas como el petróleo, el mineral de hierro y el cobre, significó.
En las previsiones de los especialistas la mayoría de las economías del continente americano reportarán un crecimiento modesto a partir del alza de las tasas de interés por parte de los bancos centrales.
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Los pronósticos apuntan que se trata de una región cada vez más vulnerable a la desaceleración global, con un comportamiento que será del 3,1 por ciento este año y 3,4 por ciento en el venidero.
Con esas cifras los análisis ratifican que el retroceso económico puede extenderse hasta finales del corriente año y también a mediados del 2016.
Dichas estimaciones corresponden a BNP Paribas, la agencia clasificadora Standard and Poor´s y el banco HSBC, las cuales se suman a las publicadas recientemente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que revisó a la baja la proyección del crecimiento de la actividad económica.
Según sus perspectivas, la región se contraerá este año en 0,3 por ciento y decrecerá el que viene 0,7 por ciento.
En esa dinámica el mencionado organismo advierte una marcada heterogeneidad regional, al señalar grandes afectaciones para las economías del sur por los embates de un contexto externo menos favorable.
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De acuerdo con la Cepal influirán en ese desempeño la debilidad de la demanda interna y un entorno global caracterizado por el bajo crecimiento del mundo desarrollado, con una importante desaceleración en las economías emergentes, en particular China.
También incidirán negativamente el fortalecimiento del dólar, una creciente volatilidad en los mercados financieros, y una importante caída de los precios de los bienes primarios