Salud

Los corruptos pueden tener trastornos de personalidad 

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Los corruptos no nacen, se hacen .

Uno de los problemas que más afecta a los peruanos y países de América es la corrupción, entendida como la comisión de actos delictivos en la administración pública, que perturba el desarrollo del país y la población. Los corruptos no nacen, se hacen, se contaminan en entornos permisivos, son egoístas y no piensan en el bien común. Las personas que cometen estos actos pueden tener características o rasgos de trastornos de personalidad, señaló el Dr. Renato Alarcón, director honorario del Centro de Investigación y Desarrollo de Salud Mental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), en el marco del “Día Mundial de la Salud Mental”.

“Los corruptos suelen mostrar alteraciones clínicas que reflejan ciertos niveles de incapacidad o limitaciones para el desarrollo de actividades sociales positivas y trascendentes. Pueden presentar conductas desviadas en conflicto con normas sociales generalmente aceptadas, sin importarles el juicio colectivo”, comentó el también titular de la Cátedra Honorio Delgado de la UPCH. Además, pueden ser obsesivamente cuidadosos en la planificación de un acto corrupto, tener rasgos de personalidad limítrofe, histriónica, esquizoide o incluso paranoide, pudiendo, en casos, llegar a estados prepsicóticos.

El Dr. Alarcón precisó que la actitud de la sociedad frente a los actos de corrupción puede ser ambigua pues, en ocasiones, muestra una suerte de aceptación. Hizo referencia a la frase “roba, pero hace obras”, como expresión de una tolerancia inadecuada y negativa. “La corrupción es el acto final al que llega un individuo después de una deliberación personal y/o compartida luego con gente de su confianza que le permite avanzar en la planificación del acto corrupto. Así, factores personales y actitudes públicas pasivas se suman y refuerzan mutuamente en la toma de decisiones”, dijo.

La actividad o acción política ha sido y es un componente importante del quehacer humano. El especialista mencionó que, a lo largo de la historia política del mundo, hay evidencias del impacto de diversas formas de psicopatología en la actividad pública. Según el escritor Alfonso Quiroz, autor del libro “Historia de la corrupción en el Perú”, este comportamiento deshonesto de líderes políticos provocó un retraso de entre 40 a 50% en el desarrollo del país desde el inicio de la época republicana.

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No todos son corruptos.

Según el Dr. Renato Alarcón debe tenerse en cuenta dos detalles fundamentales en el análisis de las funciones políticas de las personas. Primero, no toda persona que ingresa o asume una actividad política como ocupación primaria, posee psicopatología de base. Y segundo, las secuelas de su conducta política no son únicamente debidas a sus características psicológicas o emocionales, ya que las circunstancias de su entorno social, colectivo e histórico juegan un papel también fundamental.

Remarcó que también la presencia y detección de rasgos psicopatológicos en individuos corruptos no significan ni representan excusas para el enjuiciamiento y la aplicación de sanciones legales ya que tales conductas tuvieron lugar con pleno conocimiento de su naturaleza y de sus eventuales consecuencias, por parte de sus protagonistas.

En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, es importante precisar que la salud mental es considerada un tema complejo, esquivo y delicado para la medicina moderna y salud pública. Un inconveniente es la persistencia de prejuicios que, bajo la forma de estigmas, discriminan a quienes sufren de “locura”, nombre cruel y despectivo que se aplica a personas con depresión, ansiedad, esquizofrenia, retardo mental, demencia, neurosis o enfermedades neuropsiquiátricas. Pese a ello, la salud mental, en el Perú y el mundo, está saliendo de las sombras y está siendo reconocida como elemento esencial de la salud pública en las agendas globales de desarrollo. (R.M.)

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