Pallasca

El alcalde de Conchucos debe deslindar con la violencia

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Amenazas y agresiones en comuna conchucana.

Tras postular reiteradamente sin éxito a la alcaldía, en octubre del año 2018, por fin se le hizo realidad, ganó la elección y llegó con buenos augurios al sillón de la municipalidad distrital de Conchucos, Pallasca. Ya en el poder y a poco de cumplir un año en el cargo, viene escribiendo una de las páginas más controversiales de la comuna conchucana. Nos referimos a Teófilo Lorenzo Miranda Blas, más conocido como “Lolo Miranda”, si, el mismo que en una de sus campañas electorales llegó a ofrecer una universidad para Conchucos e institutos para las riberas del Marañón.

Docente de profesión, asumió la alcaldía, prometiendo mucho y de todo, sin embargo, ese discurso político contrastado con la realidad, nos permite comprobar una vez más, lo que casi todos vemos, en gestión pública una cosa es hablar y otra hacer. Recibió una municipalidad con el mayor presupuesto de toda su historia. Desde el primer día de gestión, tuvo caja, tuvo cash, millones dejados por su antecesor, además, no tuvo que esperar como anteriores alcaldes, que sea julio o agosto para recibir el canon minero. Este año, el gobierno le facilitó las cosas y en el mes de febrero le adelantó 3.5 millones de soles a cuenta, para que hiciera obras, sin embargo, no fue capaz de ejecutar prontamente, pese a tener proyectos dejados en marcha.

Pero si tenía todo a su favor, ¿Qué había pasado? se encontró con una gran dificultad, su escasa preparación en gestión municipal. Llegó a la alcaldía, pero no se preparó para los retos que el cargo demanda. Es quizás, por esa razón, que no le quedó de otra, que escuchar los cantos de sirenas, prestar oídos a recomendaciones de aquellos que se suben al carro ganador a última hora, aunque sus detractores, señalaban que comenzó a pagar favores a quienes lo ayudaron financieramente durante la campaña, tal vez eso explique, porque, se rodeó de cuestionados personajes venidos de la costa, alguno de ellos ligados al sector construcción, dejando de lado a los profesionales de la tierra que lo vió nacer. Hoy su pobrísima gestión, le pasa la factura, como recordándole todas sus promesas.

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La escasísima ejecución del presupuesto asignado, la falta de transparencia en sus gestiones, la ausencia de obras de impacto, el constante cambio de funcionarios, el doble discurso, la carencia de oportunidades de trabajo que tanto ofreció, sobresalen como emblemas de su gestión, por encima del mejoramiento de red de agua potable en los barrios de Consuzo y Pampayacu, el arreglo de algunas calles y una que otra obras rutinarias de toda gestión edil como el sorteo del empleo temporal, descolmatación, limpieza, entre otros, al que habría que añadirles las recurrentes ferias, los conocidos concursos, los oportunos padrinazgos, fotos por doquier  y fiestas públicas.

En las calles la población mayoritariamente, muestra su desencanto por su gestión, que no la aprueban. En el mes de septiembre el alcalde recibió una alerta de ese descontento, fue duramente cuestionado públicamente en una loza deportiva (ver video), pero también debemos precisar, que el descontento no solo está en las calles, también está en el interior de la municipalidad, la solidez de su concejo edil duró muy poco, hoy está dividido, tres regidores no están de acuerdo con su gestión y la cuestionan, quizás sea por eso, que ahora no son tan bien recibidos como al inicio. La procesión va por dentro.

Además, tras ser acusado de nepotismo, afronta  un pedido de vacancia ante el JNE, por favorecer a un sobrino, a quien le ha pagado miles de soles por locación de servicios, sino también por no deslindar con trabajadores ediles, que estarían vinculados a él y que amenazan no solo a funcionarios ediles sino también a regidores que se oponen y le hacen recordar lo que prometió y ahora pretende olvidar. Hace muy mal en callarse ante los últimos acontecimientos de violencia ocurridos al interior de la comuna y no deslinda con los agresores, señalados por sus víctimas como vinculados a él. Hoy su silencio lo estaría condenando, aparece como si estuviera de acuerdo con estos actos de matonería.

El último viernes, en circunstancia que se llevaba a cabo una sesión de concejo, un grupo de personas que apoyan al alcalde, ingresaron violentamente a la sede de la comuna conchucana y volvieron arremeter contra el gerente de Desarrollo e Infraestructura, Larry Lezama, quien ya en la víspera, los habían denunciado por recibir amenazas sino renunciaba (VER AQUÍ).

A causa del escándalo, los regidores de oposición Emerson Vidal Velásquez y Gilmer Flores Herrera salieron de sesión para tratar de calmar la situación, pero fueron agredidos verbal y físicamente, por los sujetos abiertamente a favor de la gestión de Miranda Blas, y fueron objeto de una serie de improperios, por parte de los que exaltados. Lucio Martínez Galeano, chofer del alcalde era el más alterado y golpeó al regidor Gilmer Flores, según consta en el parte policial de la comisaría de Conchucos. Los regidores en mención, fueron acusados no solamente de traidores, sino también de propiciar y apoyar la vacancia por nepotismo, en el que está incurso el alcalde Miranda Blas, tras favorecer a su familiar.

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El Pleno del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) verá en la segunda semana del mes de enero del 2020, en Lima, en audiencia pública la apelación de solicitud de vacancia a Teófilo Lorenzo “Lolo” Miranda, presentada por Gabino «Lencho» Flores.

Ojalá que el alcalde, recapacite, deslinde con la violencia que pretende instalarse en la comuna, como una forma de acallar las voces opositoras y censure el accionar con visos delincuenciales de algunos trabajadores ediles.

El pueblo conchucano espera una solución pronta a sus problemas estructurales más inmediatos, más aún, cuando se tiene los recursos económicos para resolverlos, es hora de enmendar el rumbo de la gestión y hacer realidad al menos, una obra de gran impacto social, siquiera hágase una, para que el pueblo lo recuerde, pero debe hacerlo pronto, casi de aprisa, porque una resolución adversa del JNE, lo dejaría fuera del sillón edil, y eso ya sería otra historia. (Jacinto Rojas)

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