Policía rescata del río Santa cuerpo de pirotécnico desaparecido.
Brigada de rescate de UNEME Chimbote. La madrugada del 30 de junio, tres hombres emprendieron un viaje desde Chimbote hacia la provincia de Corongo, Áncash, a bordo de un auto rojo, con la misión de animar una festividad con un show de fuegos artificiales. Nunca llegaron. Cuatro días después, la tragedia empieza a revelarse con la recuperación del cuerpo sin vida de uno de ellos, Ulises Rolando Torres Iparraguirre, hallado en el río Santa.
La Policía Nacional del Perú, a través del personal especializado de la brigada de rescate UNEME Chimbote, confirmó el hallazgo tras una intensa operación de búsqueda y rastreo en coordinación con la Comisaría PNP Chuquicara. A las 9:00 a.m. del 2 de julio, un equipo se desplazó hasta la zona crítica ubicada en el kilómetro 716 de la carretera de penetración Chuquicara, desde donde se había reportado la última señal del vehículo.
El río Santa, con sus aguas embravecidas, cubría el cuerpo del maestro pirotécnico. Los agentes de la brigada UNEME lo rescataron y sus familiares lo reconocieron en el mismo lugar. La maniobra de extracción exigió precisión, entrenamiento y temple, cualidades que los rescatistas demostraron durante toda la operación.
Aún falta encontrar a otros dos desaparecidos.
Junto a Torres Iparraguirre viajaban José Villar Leyton y un tercer acompañante aún no identificado. Sus parientes mantenían la esperanza de hallarlos con vida, movilizando cadenas de oración y solicitando apoyo a las autoridades. Sin embargo, hasta el momento, solo uno ha sido ubicado.
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El vehículo, un automóvil rojo de placa W1G-474, desapareció sin dejar rastro luego de abandonar Chimbote pasada la medianoche. La alerta por su desaparición activó un operativo urgente, dada la peligrosidad de la ruta hacia Corongo, caracterizada por tramos angostos y deslizamientos.
Este rescate devuelve algo de certeza a una familia devastada por la incertidumbre. La Policía reafirma su compromiso con la ciudadanía y continúa desplegando recursos humanos y logísticos en la zona para dar con el paradero de los otros desaparecidos.
Cada minuto cuenta. Mientras el río sigue su curso, los corazones esperan una respuesta. La búsqueda continúa.